RENACER ENTRE CENIZAS



¿Qué hacés cuando la vida te pega tan fuerte que terminás en el piso? 


Yo lo viví, perdí todo. Hablo muy en serio, desde lo material a lo sentimental. Tal es así que las fiestas como los cumpleaños o las navidades no generaban motivación alguna en mi. Pese a esto, lo único que no perdí fue la sonrisa (o al menos eso juran mis amigas). Y acá estoy, con 40 años, apostando otra vez a la vida y queriendo cumplir nuevos sueños ¿Milagro? No, decisión.


Cuando todo parecía derrumbarse hubo algo que fue fundamental: volver al punto de partida. Y para mi tenía que ver con volver a cuidarme. Porque entiendo que cuidarse no es una moda pasajera ni un lujo si no un acto de supervivencia y amor por una misma.


Ahora viene lo copado:


El autocuidado es vital, no superficial. Cuidarse es más que aplicarse un buen serum o realizar una rutina diaria. Cuidarse es decir que no a lo que lastima y soltar lo que no suma. También es romper patrones que ya no van y, sobre todo, atreverse a creer que podés.

Lo superficial, como el maquillaje, el skin care o la ropa linda, es la frutilla del postre. Porque claro, ¿a quién no le gusta verse bien? Pero la verdadera belleza proviene de la energía positiva que se siente y emanás cuando estás bien con vos misma.


¿Cuáles pueden ser los primeros pasos?


Escribí una lista enumerando tus pasiones. 

Proponete plazos para cumplir los objetivos porque si guardás la lista en un cajón que no abrís nunca, te va a pasar como con esas recetas que nunca llegás a hacer.

Visualizá metas pequeñas para alcanzar logros grandes. Lo ideal es ir dando pasos cortos. Cada pequeño avance cuenta y se celebra como una victoria. Aprendé también de los tropiezos porque no fracasa el que se cae si no el que no se levanta.

Dedicate tiempo para tomar un mate en silencio, hacer una caminata sin auriculares o para pararte un ratito frente al espejo, animate a ese labial rojo, y repetí en voz alta: "Hoy estoy y me siento espectacular".



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